Textos y Consignas

Los textos que se reproducen a continuacion son extraidos aleatoriamente de las numerosas lecturas de estos años en los que transité la consistencia molecular de palabras y oportunidades.
Las Consignas escriturarias ayudan, desde su eventualidad, a construir el tejido igneo de las palabras a partir de una forma no estructurada de entenderlas.
Asi, forma y contenido, no son referencias de un marco teorico.
Mas sencillamente, Textos y Consignas son un juego ceremonial al que no hay que darle mucha veracidad.
Solo un poco, poquito de ternura y solidaridad...

lunes, 10 de enero de 2011

Bram Stoker- Drácula

Tratare de transcribir lo mejor posible lo que ha dicho sobre la historia de su raza:
- Los szekelys tenemos derecho a sentirnos orgullosos, pues en nuestras venas corre la sangre de muchas razas valerosas que lucharon por el señorío como luchan los leones. Aquí, en este remolino de razas europeas, la tribu ugru trajo de Islandia el espíritu guerrero que le dieron Thor y Odin, y del que sus herserkers hicieron gala en las costas europeas y en las de Asia y África, con tal ferocidad, que los pueblos creyeron que era una invasión de hombres lobos. Cuando llegaron aquí, se encontraron con los hunos, cuya furia guerrera había asolado la tierra como un fuego viviente, lo que había hecho creer a sus agonizantes victimas que por sus venas corría la sangre de aquellas brujas que, expulsadas de Escitia, fueron a aparearse con los demonios del desierto. ¡Estupidos, estupidos! ¿Que demonio o que bruja ha sido jamás tan grande como Atila, cuya sangre aun corre por estas venas?
- Y alzó los brazos- ¿Es extraño que seamos una raza conquistadora, que seamos orgullosos, que cuando los magiares, los lombardos, los ávaros, los búlgaros o los turcos se lanzaron a millares sobre nuestras fronteras, les hiciéramos retroceder? ¿Es extraño que, cuando Arpad arrasó con sus legiones la patria de los húngaros, nos encontrara aquí al llegar a la frontera, y que diera por terminada la Honfoglalas en ese lugar? ¿Y que cuando la oleada de los húngaros se extendió hacia el Esta, los victoriosos magiares consideraran a los szekelys del mismo tronco, y nos confiaran la custodia de la frontera con Turquía durante siglos? Si, y mas aun, porque esta custodia no terminara jamás, pues, como dicen los turcos: “el agua duerme y el enemigo vigila”. ¿Quienes, de las Cuatro Naciones, recibieron con más alegría la “espada sangrienta” o acudieron antes a la llamada de la guerra para ponerse bajo el estandarte del rey? ¿Quien lavó esa gran afrenta de mi nación, la vergüenza de Casova, cuando las banderas de los valacos y los magiares sucumbieron ante el Creciente; quien, sino uno de mi propia raza, que cruzó el Danubio como voivoda y derrotó a los turcos en su propio suelo? Fue un Drácula, por supuesto. ¡La pena fue que cuando él cayó, su propio e indigno hermano vendió a su pueblo a los turcos, acarreándole la vergüenza y la esclavitud! ¿No fue este Drácula, en efecto, quien inspiró a ese otro de su estirpe que, en época posterior, cruzó repetidamente el gran río con sus fuerzas para marchar sobre Turquía, y que, cuando era rechazado, volvía una y otra vez, aunque regresara solo del ensangrentado campo donde habían sucumbido sus tropas, porque sabia que triunfaría al fin? Decían que solo pensaba en si mismo. ¡Ah! ¿De que sirven los campesinos sin un jefe que los mande? ¿En que acabaría la guerra, sin un cerebro y un corazón que la dirijan? Y cuando, después de la batalla de los mohacos, nos sacudimos el yugo húngaro, la sangre de los Drácula se encontraba entre sus dirigentes, pues nuestro espíritu no soporta la falta de libertad...

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