Textos y Consignas

Los textos que se reproducen a continuacion son extraidos aleatoriamente de las numerosas lecturas de estos años en los que transité la consistencia molecular de palabras y oportunidades.
Las Consignas escriturarias ayudan, desde su eventualidad, a construir el tejido igneo de las palabras a partir de una forma no estructurada de entenderlas.
Asi, forma y contenido, no son referencias de un marco teorico.
Mas sencillamente, Textos y Consignas son un juego ceremonial al que no hay que darle mucha veracidad.
Solo un poco, poquito de ternura y solidaridad...

domingo, 9 de enero de 2011

Pascal Quignard- La Barca Silenciosa- La comunicación separada y sagrada

Porque la soledad precede al nacimiento no hay que defender a la sociedad como un valor.
La no-sociedad es la finalidad.
El pensamiento tropieza sin cesar con los límites donde su origen lo obliga y su dolor lo somete.
El termino francés infancia es extraordinario. Viene del latín in-fantia. Quiere decir, en francés, a-hablancia (a-parlance). Remite a un estado inicial, no social, que es origen de cada uno de nosotros y en el cual no hemos adquirido nuestra lengua. Somos lo no-hablante que debe aprender la lengua en los labios de quienes nos son cercanos. También, a pesar de que lo aprendemos viviendo, envejeciendo, trabajando, leyendo, siempre somos carne donde el lenguaje desfallece. Somos siempre niños viejos, viejos no-hablantes, animales vivíparos, seres de dos mundos para los cuales la lengua no es natural ni cierta. Hay una soledad anterior al narcisismo; un terrible éxtasis infante; un desistimiento; una desolación que constituye el comienzo de los días; es casi un éxtasis interno antes del éxtasis, antes de la contemplación, antes de la lectura. Este éxtasis abisal en el fondo de nosotros puede radicalizarse hasta el autismo. Una melancolía catastrófica precede la conciencia y repliega el alma sobre si misma en un circuito cerrado. Evoco el mundo interno antes de que sea tocado por el lenguaje sensato, adquirido, significante, nacional. Temporalmente este estado melancólico precede a la constitución de la conciencia. Este estado precede a la identidad. Si la conciencia define el lenguaje en un proceso de retroalimentación, entonces hace falta que el cuerpo haya tenido el tiempo de consentir al mundo sonoro materno, luego de adquirirlo, para que haya retroacción, luego reflexión, luego autoaprehención. Hay que haber vivido al menos dos años. Este circuito cerrado antes de la conciencia es el espacio del secreto. Un renacimiento y un reconocimiento de este éxtasis interno, esa es la lectura. El lector puede adorar ese vértigo (o aquel que se niega a leer detestar ese vértigo) porque ese vértigo estuvo en su origen.
El rasgo del orgasmo es temporal: es la pérdida de la conciencia de la duración.
Este rasgo es también el de la lectura.
Evoco ese cuerpo totalmente “presa” del otro mundo.
Es el imposible reencuentro con el mundo interno. Es la imposible restauración de la consonancia con el continente. Es la locura de “lo que se retroalimenta”. Es también la locura del amor: creer posible el reencuentro con la comunicación a la primera oportunidad entre un ser y otro. En la última entrevista que dio antes de morir atropellado por una camioneta cuando cruzaba la calle, Roland Barthes afirmo que la vida independiente se iba a convertir en un verdadero desafío en las sociedades democráticas. Agregaba que aquel que pretendiera vivir su indivisibilidad de modo radical se lanzaría a una vida muy difícil. Iniciaría una aventura tan enigmática como aquella a la que se había confrontado la mayor parte de los caballeros de la antigua materia de Bretaña cuando penetraba en el bosque azaroso. Es cierto que esta actitud ahora choca no solamente con el modo de vida de las clases más jóvenes sino también con la vigilancia general, la solidaridad moral, la salvación colectiva, la ciencia y sus redes de autorización y validación. Roland Barthes decía expresamente: “Lo único que un poder no tolera nunca es la impugnación por la retirada. Esto solo se puede vivir a través de conductas clandestinas. A través de engaños. Se puede enfrentar a un poder atacándolo. La retirada es mucho menos asimilable por parte de una sociedad”.
El amor define ese “esto”: la comunicación separada y sagrada, la vida secreta, la vida intensa al margen de la sociedad, la familia, el lenguaje común. En la más hermosa novela de amor escrita en Francia, La Chatelaine de Vergy, el amor se describe como la relación que excluye la intervención de un tercero. Que excluye toda confidencia. Que impone el secreto de la guarida. Lo mismo ocurre en la más hermosa historia de amor escrita en Gran Bretaña, Cumbres Borrascosas. En la materia de Bretaña los secretos no pueden ser dichos. Las confidencias del amor no pueden ser confiadas al aire sin acarrear desastres. Deben ser reveladas solamente por escrito, no caer en oídos de nadie, disimularse a la naturaleza y a todas las clases de la sociedad

“Por favor, déjenos escribir
lo que no osamos pronunciar con los labios”




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