Textos y Consignas

Los textos que se reproducen a continuacion son extraidos aleatoriamente de las numerosas lecturas de estos años en los que transité la consistencia molecular de palabras y oportunidades.
Las Consignas escriturarias ayudan, desde su eventualidad, a construir el tejido igneo de las palabras a partir de una forma no estructurada de entenderlas.
Asi, forma y contenido, no son referencias de un marco teorico.
Mas sencillamente, Textos y Consignas son un juego ceremonial al que no hay que darle mucha veracidad.
Solo un poco, poquito de ternura y solidaridad...

viernes, 5 de noviembre de 2010

Julian Barnes- El Loro de Flaubert

“Los que no son como nosotros necesitan tener la religión de la desesperanza” Hay que estar a la altura de nuestro propio destino, es decir ser tan impasible como el, a fuerza de repetir: es así! es así! es así! y de contemplar el agujero negro, logramos la calma. Ellen no tenía ni siquiera esta religión. ¿Por que iba de tenerla? ¿Por mi? Siempre le pedimos a los desesperados que no sean egoístas, que piensen en los demás. Lo cual me parece injusto. ¿Por que cargar sobre sus espaldas la responsabilidad del bienestar de los demás, cuando ya viven aplastados por la suya propia? Quizás hubiese, además, otra cosa. Hay personas que cuando se hacen mayores, parecen estar más convencidas de su propia importancia. Y a otras le ocurre lo contrario. ¿Encierra esto alguna lección para mí? ¿No queda mi vida, tan corriente, resumida, incluida, convertida en algo inútil, por la vida un poco menos corriente de otra persona? No estoy diciendo que tengamos el deber de negarnos a nosotros mismos ante aquellos a quienes juzgamos más interesantes. Pero la vida, desde ese punto de vista, es como la lectura. Y tal como ya he dicho antes, si todas las reacciones que yo he tenido ante un libro ya han sido experimentadas y analizadas por un critico profesional, ¿que sentido tiene mi lectura? El único sentido que tiene es que es la mía. Del mismo modo, ¿que sentido tiene vivir mi propia vida? Tiene sentido porque es la mía. Pero ¿que ocurre cuando esta respuesta empieza a ser cada día menos convincente?
Los tres requisitos indispensables para ser feliz son la estupidez, el egoísmo y la salud. Pero, si falta la primera, no hay nada que hacer...”

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