Textos y Consignas

Los textos que se reproducen a continuacion son extraidos aleatoriamente de las numerosas lecturas de estos años en los que transité la consistencia molecular de palabras y oportunidades.
Las Consignas escriturarias ayudan, desde su eventualidad, a construir el tejido igneo de las palabras a partir de una forma no estructurada de entenderlas.
Asi, forma y contenido, no son referencias de un marco teorico.
Mas sencillamente, Textos y Consignas son un juego ceremonial al que no hay que darle mucha veracidad.
Solo un poco, poquito de ternura y solidaridad...

miércoles, 6 de abril de 2011

Joseph Conrad- El Corazón de las Tinieblas

1 El Nellie, un bergantín de considerable tonelaje, se escoro hacia el ancla sin una sola vibración de las velas y permaneció inmóvil. El flujo de la marea había terminado, casi no soplaba viento y, como había que seguir río abajo, lo único que quedaba por hacer era detenerse y esperar el cambio de la marea. El estuario del Tamesis se prolongaba frente a nosotros como el comienzo de un interminable camino de agua. A lo lejos, el cielo y el mar se unían sin ninguna ruptura, y en el espacio luminoso, las velas curtidas de los navíos que subían con la marea, parecían racimos encendidos de lonas agudamente triangulares, en los que resplandecían las botavaras barnizadas. La bruma que se extendía por las orillas del río se deslizaba hacia el mar y allí se desvanecía suavemente. La oscuridad se cernía sobre Gravesend, y más lejos aun, parecía condensarse en una lúgubre capa que envolvía la ciudad más grande y poderosa del universo. El director de la compañía era a la vez nuestro capitán y nuestro anfitrión. Nosotros cuatro observábamos con afecto su espalda mientras, de pie en la proa, contemplaba el mar. En todo el río no se veía nada que tuviera ni la mitad de su aspecto marino. Parecía un piloto, que para un hombre de mar es la personificación de todo aquello en que puede confiar. Era difícil comprender que su trabajo no se encontrara allí, en aquel estuario luminoso, sino atrás, en la ciudad cubierta por la niebla. Existía entre nosotros, como ya lo he dicho en alguna otra parte, el vínculo del mar. Además de mantener nuestros corazones unidos durante largos periodos de separación, tenia la fuerza de hacernos tolerantes ante las experiencias personales, y aun ante las convicciones de cada uno.

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